Un correcto desarrollo orofacial es necesario para prevenir diversos problemas que pueden surgir a lo largo de la vida y que pueden reducir la calidad de esta.
¿Sabías que al respirar por la boca descansamos mucho peor? Apenas se puede permanecer en la fase de sueño profundo o REM y por el día nos encontraremos irritables, despistados, cuesta concentrarse y, por el aumento de cortisol, con demasiada energía ¿Te suena? En consulta solemos verlo en niños que resulta que roncan y mantienen su boca abierta gran parte del tiempo, labios secos, reducción de saliva y aparición de caries, etc.
La respiración nasal es fundamental para descansar, aprender y el desarrollo en general.
Los logopedas buscamos el buen funcionamiento del sistema estomatognático, el cual se encarga de las siguientes funciones:
- succión
- masticación
- deglución / tragar
- respiración
- articular sonidos
- sonreír y demás expresiones faciales
Cuando alguna de ellas no se realiza adecuadamente, se altera el desarrollo de la estructura; lo vemos con derivaciones de dentistas que proponen terapia logopédica para la lengua, para que no "empuje los dientes".
Una de las mejores terapias para que la musculatura orofacial cumpla sus funciones correctamente es la
terapia miofuncional, con la cual se enseña y se corrigen los movimientos musculares para la realización de la función (cualquiera de las mencionadas antes) desde bebés hasta adultos, y así el desarrollo de la función y la estructura es la adecuada.
Otra posibilidad, es que la estructura esté alterada, como pasa cuando las amígdalas o adenoides son muy grandes o la lengua está limitada por el frenillo, en esos casos es necesaria la terapia logopédica junto con trabajo multidisciplinar (otros profesionales).
Lo mejor es prevenir desde el nacimiento y observar la succión, respiración ... evitar los hábitos dañinos o que puedan alterar alguna función y, ante la duda, consultar siempre.
Y sí, también se puede mejorar en la edad adulta.
Mari Cruz Riquelme García (Logopeda CV461083)
En colaboración con Verónica Campillo Pastor